"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar". (Eduardo Galeano)
O los lenguajes del pie izquierdo que, para el caso de hoy, creo que es lo mismo. Cuando te levantas con el pie izquierdo más o menos todo el mundo entiende o intuye que no tienes un buen día; pero qué pasa cuando te acuestas con el pie izquierdo, cuando es el final del día lo que se tuerce. Al final he tenido que recurrir a este tímido uruguayo al que, tristemente, tan poca gente conoce, para encontrar un poco de paz en sus palabras, para recordar que hay que seguir caminando, que no merece la pena pararse, por nadie, que la utopía sigue esperando y que nunca llegaremos pero quizá algún día sintamos que, otra vez, la rozamos.
Después de un desayuno de reflexiones y de, como decía otra vez Galeano, ver cómo las certezas desayunan dudas, empecé el día realmente bien, nada de pies izquierdos. Todo rodado, realmente, cada detalle repleto de cariño, de delicadeza, de sutileza pero... qué pasa cuando no se habla el mismo lenguaje, cuando los códigos están trastocados, cuando uno es incapaz de lograr la predisposición que quiere, cuando no sale lo que debería, cuando sientes, como los mejicanos horas antes, que alguien te está robando el partido...
Probablemente la culpa es mia, quizá si hubiera vivido en la ignomia los últimos años todo habría sido más fácil, sin expectativas, sin pretensiones, triste y conformista, pero contento y feliz por ausencia de iniciativas, de emociones, pero también de chascos, de disgustos, de vuelta y vuelta a lo mismo, a nada.
Quién coño entiende todo esto? Yo no, desde luego. Quizá por eso hoy no me siento nada didáctico, puede que por eso no haga el esfuerzo de hacerme entender. Para qué? Me siento derrotado, otra vez tirado en el subconsciente en esa playa de San Sebastián, paseando en bici cerca del lago, riendo en Florencia o ganando en Ponce... cualquier tiempo pasado fue mejor; es mentira, lo sé, lo he comprobado pero, a veces, hostia, a veces cuesta.
En fin, querido Galeano, mañana dos pasos más allá, mañana otra vez a vencer a la pereza, a los elementos, a lo que surja... la culpa es mia, no tengo ninguna duda. Creo que el lenguaje del pie izquiero se me da tan mal como el inglés. Ojalá encuentre traductora.
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