miércoles, 13 de octubre de 2010

Conversaciones tridimensionales

"Si miras fijamente la realidad, podrás ver los pixel"

No recuerdo de quién es esta frase, pero sí recuerdo dónde la leí por primera y única vez. Pegada con un post-it en el ordenador de mesa que tenía un gran amigo hace algunos años, un ordenador que ahora es una auténtica antigüedad en comparación con los que él tiene.

En aquél momento yo no tenía internet en casa y compartíamos un ordenador entre los seis (ahora creo que tenemos cinco), no tenía teléfono móvil y tenía una cuenta de correo que apenas utilizaba, las redes sociales aún no acaparaban nuestro tiempo y los blogs como este eran peculiares diarios de bitácora vinculados a periódicos y columnistas de los cuales renegué durante un tiempo.

Unos años después tengo móvil, de hecho he tenido hasta dos números, un ordenador para mi solito, wifi en Zamora y en Valladolid, varias cuentas de correo, perfiles en tuenti, facebook y hasta filmaffinity, messenger y skype, juego en ligas de gestión de equipos de fútbol y baloncesto online... Supongo que todos estos teóricos avances han terminado por derrotarme de una manera contundente.

Una vez aceptada la nueva realidad, lo más positivo es tratar de sacarle el mayor partido posible y, a poder ser, en positivo. Las charlas por skype con la abuela y con los amigos que están fuera, las quince ventas de messenger abiertas con las adolescentes de un equipo que me enseñaron lo que eran los emoticonos y cómo se ponía una cara sonriente y una triste por escrito. He terminado por tener conversaciones de chat en cuatro páginas diferente con lo que he percibido una preocupante amenaza de una cierta esquizofrenia y he empezado a escribir lo que no tocaba en cada cajita.

El caso es que lo que normalmente y para muchos, incluso para mi hasta hace no mucho, era algo impersonal, una conversación bidimensional, casi insulsa y banal, sobre chorradas y una retahíla enorme de jaja o jeje o =) o =( según el día; he aprendido que también puede tener un contenido extremadamente profundo, que puede ser un lugar muy agradable en el que pasar las madrugadas e, incluso, un lugar al margen del tiempo y el espacio en el que compartir un café hablado.

Hasta tal punto llega mi repentino entusiasmo que se convierte en una de esas rutinas agradables, uno de esos momentos del día que terminas esperando durante la tarde, para que caiga el sol y te puedas sentar a escribir como si dijeras y leer como si escucharas, sin importarte la hora, ganándole tiempo al día siguiente.

Pero el día que esa rutina se rompe, y la conversación salta de la pantalla y se convierte en tridimensional, el efecto es tan gratificante que el peor trayecto por carretera que me veo obligado a hacer en estos meses (Benavente-Zamora), se convierte en un paseo bajo las estrellas, dulce y relajado.



p.d.: ahora bien, sigo sin entender por qué hay gente que escribe con faltas de ortografía, cambiando la c por la k... si no se ahorra tiempo escribiendo! luego claro, pasa lo que pasa en la opi...

domingo, 19 de septiembre de 2010

labordeta

mi oasis sería un paseo por el monte o por la playa, pero siempre con tranquilidad. Jose antonio labordeta.

Estoy sentado en el pasillo de un albergue de varsovia, pensando que se ha muerto labordeta, algo de lo que me entere rapido porque me lo dijo anoche un buen amigo.
Estoy escribiendo con el movil, lo que es un coñazo, pero tenia ganas de decirle por ultima vez a labordeta que le admiro y le respeto. Para mi siempre sera la primera persona que me respeto profesionalmente. Fue una vez que le entreviste para un estupido trabajo en segundo de carrera. Respondio con respeto a mis torpes preguntas y despues, durante la conferencia que dio en la rondilla hizo alusion a la pregunta que le habia hecho antes ´´un periodista´´ y esa fue la primera vez que alguien me trato como tal.

Le pregunte si creia que veria la tercera republica en españa y me respondio que no ´´porque aqui hay una revolucion pendiente y no veo animo de cortarle la cabeza a ningun rey´´. Despues sonrio, pero tenia razon y la tercera aun espera.

Al final le pedi que cantara algo para un programa de radio que comparti con unas amigas y lo hizo. Me quede fascinado.

Aquel programa se llamaba oasis y labordeta me dijo que el suyo seria un paseo...

miércoles, 25 de agosto de 2010

Lober

"Hay dos opciones, o llorar, o fabricar pañuelos para los que lloran" (Miguel Alejo)

Recuerdo uno de los chistes de El Club de la Comedia que decía que en España los pueblos se creaban cuando llegaba alguien, ponía un bar y, entorno a ese bar la gente empezaba a construir casas (ahora por lo visto recuerdo más los chistes de rubias). Si esto fuese verdad, en el caso de Lober el pueblo empezaría por ellos, serían su pulmón, su motor, los que consiguen que el pueblo no se pierda en el ostracismo al que le empujan las decisiones en cadena de unas administraciones que le dan la espalda.

Si fuesen como una orquesta, cada uno de ellos sería un músico que por separado suena desafinado, pero que en conjunto acierta con cualquier sinfonía. Ellos, obviamente, también son ellas, cada uno con sus padres, abuelos o tíos resistiendo en Lober como si de la última aldea gala se tratase, haciendo fácil lo complejo y manteniendo un espíritu que la vorágine de asfalto a veces dificulta ver lejos del campo.

El bueno de Miguel, que ya me soporta en este alonsodetejada, se ve que me echaba de menos así que me invitó a disfrutar de las fiestas de su pueblo. Entre estar "apipaó" e ir como un avión, uno llega incluso a adquirir una paz interior que es muy necesaria en tiempos de borrasca.

Ellos me hicieron sentir como uno más y así es fácil integrarse. La puta peritonitis me debe aún muchas cosas, una de ellas eran estas fiestas de las que me privó el año pasado.

Ah!, la cita de esta vez es de Alejo, que a la gran mayoría os resultará ajeno y extraño, pero que para mi es casi un compañero de trabajo porque le veo prácticamente una vez a la semana. Esa frase la dijo para criticar a los llorones ante la crisis, pero tiene un punto de aplicación a casi todas las cosas. En cualquier caso, tiene algo que ver con esto porque él también es, al igual que ellos, un gran defensor de su pueblo, en su caso, Almeida de Sayago. Quizá lo más positivo sea eso, que seamos estudiantes, curritos, subdelegados del gobierno o parados, tengamos un sitio al que volver, en el que estar y respirar hondo sin miedo de que se te llenen los pulmones de prejuicios.

viernes, 6 de agosto de 2010

Buenas noches, y buena suerte

A veces la falta de inspiración puede llegar a ahogar, a estremecer la mente con la inquietud de que esto haya sido todo, de un final anticipado, de que la fugacidad se convierta en la única realidad al alcance de uno. Supongo que me ocurre con cierta periodicidad. Te caes del alambre sobre el que te ves obligado a caminar, con la incertidumbre de saber si esta vez habrá o no una red que evite que la caída sea definitiva.

Creo que, al menos directamente, en este blog aún no había recomendado ninguna película. Aquí va una a la que acudo de tanto en cuanto en busca del norte de la dignidad profesional.

"Puede que esto no guste a nadie. Al final de este discurso, puede que algunos acusen a este periodista de morder la mano que le da de comer. Y puede que reprochen a la asociacion de haver dado acogida a ideas sudversivas e incluso peligrosa. Y sin embargo, el sofisticado entramado de emisoras, agencias de publicidad y patrocinadores permanezca impasible.Es mi voluntad y mi deber hablar con franqueza a los que integrais este sistema, sobre lo que ocurre en la radio y la televisión. Y si lo que voy a decir trae consequencias, yo soy el unico responsable de esta opinion.
Pasaremos a la historia por nuestros actos; si dentro de cincuenta o cien años aun quedan historiadores y se han conservado quinescopios de lo emitido en una semana por las tres cadenas, encontraran registradas en blanco y negro o en color, pruebas de nuestra decadencia, nuestro escapismo y nuestro aislamiento de las realidades del mundo en que vivimos. Somos una sociedad opulenta, acomodada y auto-complaciente. Adolecemos de una alergia innata a la informacion que nos perturba, los medios son un reflejo de esta situación. Como no dejemos de considerarlos un negocio, y no reconozcamos que la television esta enfocada basicamente a distraernos, entretenernos y aislarnos...la television y los que la financian, los que la ven y los que la producen, podrian percatarse del error demasiado tarde.
He comenzado diciendo que pasaremos a la historia por nuestros actos. Si continuamos asi, la historia se tomara la revancha y las consequencias no tardaran en alcanzarnos. De vez en cuando, conviene exaltar la importancia de las ideas y la información. Imaginemos por un momento; que un domingo por la noche, un espacio normalmente ocupado por Ed Sullivan, se ha cedido a un analisas del estado de la educacion publica. Y unas semanas mas tarde, un espacio utilizado por Steve Allen, se dedique a un estudio exhaustivo de la politica americana en Oriemte Medio. ¿Saldria la imagen coorporativa de los patrocinadores perjudicada? ¿Montarian los accionistas en colera y protestarian? ¿Que otra cosa pasaria?, mas que unos millones de personas recibirian un poco de luz sobre temas que puede determinar el futuro de este país, y por lo tanto, el futuro de las empresas. A los que afirman: - La gente no los verian, no les interesa, todo les da igual, solo quieren evadire...Solo puedo responder, que en la opinion de este periodista, existen pruebas que rebaten ese argumento. Pero aunque tuvieran razón, ¿Que tienen que perder? Porque si tienen razón, y este instrumento no sirve mas que para entretener, divertir y aislar... el tubo catodico ya parpadea y pronto veremos como la lucha esta perdida.
La televisión puede enseñar, puede arrojar luz y sí, hasta puede inspirar. Pero solo lo hara en la medida en que nosotros estemos dispuestos a utilizarla con estos fines. De lo contrario, solo sera un amasijo de luces y cables.
Buenas noches, y buena suerte."

Ed Burrow en Buenas noches, y buena suerte

jueves, 29 de julio de 2010

Pasos de utopía

A veces más que un paso es un tropiezo. Pero aún así avanzas, no te quedas parado, sigues en el camino y, mal que bien, vuelves a levantarte y a dar un paso más. Ahora, si nos quedamos afónicos, buscaremos otra manera de seguir contando historias, que es de lo que se trata esto, es para lo que uno ha estudiado, para lo que se forma, para lo que mantiene la inquietud de seguir aprendiendo y de arrimarse a los que se toman el tiempo y la dedicación de enseñarte algo. Los compañeros que están cerca y los que lo han estado son, al final, por los que merece la pena seguir dando un paso más, los que soplan a tu espalda para que no te pares. ¿Hacia dónde va este camino? Un día pensé que lo sabía, pero llevo como un año sin tenerlo claro. Entonces, cuando las certezas desayunan dudas, recuerdo las palabras de Fernando Birri que citaba el admirado Eduardo Galeano, aquelló de que “ella está en el horizonte, me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos; camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar”. Quizá ahora le añadiría que caminar a pasos o a tropiezos, pero avanzar al final, sin olvidar los pasos perdidos.

(publicado en La Voz de Zamora)

lunes, 12 de julio de 2010

Cerveza y fútbol

"Si lo sé no meto el gol" (Andrés Iniesta)


He leído bastantes artículos estos dos últimos días sobre la victoria en la Copa del Mundo y creo que lo que más me ha sorprendido es la facilidad con la que empezaban esos análisis, como si las palabras saliesen directamente. Creo que me sorprende por la dificultad que he sentido en estas horas para arrancar a escribir algo, para encontrar las palabras con las que empezar un relato emotivo sobre tantas sensaciones entremezcladas.

La cita de Iniesta es de la recepción en La Moncloa, cuando tuvo que hablar al oír su nombre coreado. Me resultó sintomático de lo majete que es este chaval, que tiene un año más que yo, y el espíritu de un grupo con el que se puede identificar cualquiera que alguna vez haya formado parte de un equipo. El tio es de Fuentealbilla, un pueblo de Albacete que esos que suenan a que han estado ahí desde el principio de los tiempos, hay algo más español que alguien de Fuentealbilla? Nos ha dado el mundial un tio bajito, calvo y feucho, con eso también se puede identificar cualquier español.

El domingo fue el día en el que los violines vencieron a los tambores, las flautas ensordecieron a los trombones y el fútbol de toque superó las patadas y logró que emergiera en mi el chavalín de doce años que jugaba al fútbol en campos de tierra. Luego me cansé de perder jugando al fútbol y descubrí que había un tio que se llama Michael Jordan y... en septiembre de 2006 estaba en el sofá del salón de Javi viendo como once chavales (Gasol tampoco jugó ese día) dieron un recital ante Grecia y ganaron el Mundial.

Ahora me parece que fue en otra vida aquél partido de baloncesto, me enamoré un poquito más quizá por poder compartir eso, por generar recuerdos y lugares comunes. Saber lo mucho que lo disfruté por sentirme parte de esa familia del baloncesto, por albergar a un jugador frustrado y a un entrenador en potencia; así que ahora me alegro de toda esa gente que desde el respeto y la sencillez ha defendido el fútbol "simplemente como un juego" que decía Benedetti.

Dos años después seguimos jugando finales de baloncesto mientras que el fútbol se unía a la lista de deportes colectivos que ya habían triunfado a nivel internacional con la victoria en la Eurocopa. Aquél partido lo viví en una cola en el aeropuerto de Barajas mientras nos aplazaban el vuelo a Buenos Aires y me enamoraba un poco más en algún lugar muy lejano de mis emociones. Vi el partido repetido en Argentina y sentí lo que puede reconfortar el deporte en la distancia.

Y ahora supongo que se pueden relatar miles de detalles de este Mundial, Mandela en la grada contemplando a unos futbolistas que no saben cuándo salió de la cárcel ni el tiempo que estuvo y un Paco González que fue relegado a vivir desde el sofá el Mundial pero que gracias a un amigo pudo contar el gol más importante de la historia de este deporte en este país.

Un gran amigo me recuerda, con razón, que todo esto tiene un punto de pan y circo que decían los romanos. Pensándolo bien, ahora sería algo así como cerveza y fútbol. Y quizá es excesivo, y quizá no es para tanto, y puede sea desproporcionado que salga tanta gente a la calle a celebrarlo, y que a lo mejor está sobre dimensionado y exagerado y es muy fácil y oportunista tachar a una sociedad de embrutecida por gritar al unísono ante un chaval que le pega una patada a una pelota. Pero qué cojones! Esto va por la nariz que le rompieron a Luis Enrique en el 94, por el gol que se comió Zubizarreta en el 98, por el penalti que Raúl mandó a la luna, por el egipcio que nos robó en Corea, por todo eso que nos contaron de que llevábamos el ser perdedores casi en la genética... Y todo lo ha volteado un chaval que tiene un año más que yo y que nació en un pueblo de Albacete. A veces me pregunto cómo puede uno contribuir a la felicidad colectiva para acercarnos a algo así...

domingo, 4 de julio de 2010

El viaje

"No me he ido yo, me han echado" (epitafio en Que se mueran los feos)


Una vez conocí a una chica que tenía su propio viaje, más bien su propia aerolínea. Despegaba y aterrizaba desde la cama. Luego conocí a otra chica que tenía una manera similar de viajar, aunque a veces siento que me vuelvo a tropezar con la primera, porque la otra creo que ya no viaja, no en avión, eso seguro.

Pero esto no va de un viaje convertido en trabalenguas. Hoy me siento un poco más didáctico, es más creo que, sin llegar a ser capaz de contar una historia, quizá escriba algo comprensible.

Mi viaje más recurrido desde hace 18 meses (madre mía, eso es mucho tiempo, es como dos embarazos humanos y como... no se, pero serán como cincuenta embarazos de hamster) es el de Valladolid-Zamora y viceversa. Más bien es viceversa, porque siempre tengo la sensación de ir a Valladolid y de volver a Zamora. Ese es el punto clave del viaje, el momento en el que me bajo del bus otra vez aquí, cojo la maleta y recorro esos quince minutos andando hasta Alonso de Tejada 17.

Entonces siento un pelín de resignación, un poco de qué estoy haciendo, hacia dónde voy... siento algo de ese que estoy aquí porque me han echado, no porque me haya ido yo de ningún lado. Pero creo que empieza a ser mentira, que esto ya es más como esa típica frase de película en la que dices, no, no, es una situación temporal. Y cuando te quieres dar cuenta... pues ya ha pasado más de un año de casi todo. Y hasta da vértigo, porque el subconsciente es un poco más lento de la cuenta.

El caso es que ese punto final del viaje cada vez me gusta más. Y no sé si es bueno o malo, supongo que la respuesta la tendrá el Isaac del futuro a quien, por cierto, hoy me ha recordado mi hermano que tengo que escribir.

Por cierto, que tengo ganas de contarlo por aquí. Tengo un vecindario curioso, pese a lo pequeña que es esta calle, ya me ha dado bastantes... sorpresas. La última, el recién elegido presidente del Zamora Club de Fútbol vive a veinte metros de este portal y hoy he montado un desayuno de trabajo con él y con otros cuatro presidentes de clubes deportivos de la ciudad. Vamos, algo que si me dicen que iba a ocurrir al principio de este viaje, no me lo creo ni de coña. Gracias por acompañarme en este viaje y en otros tantos.

jueves, 1 de julio de 2010

Fracasos y venganzas

"El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse" (Winston Churchill)

Empiezo con esta cita que es una apología del fracaso siempre que no conduzca a la desesperación y terminaré con el gran artículo en el que encontré esta frase y que es, a su vez, otra forma de ver el fracaso, más tendente a la venganza.

A veces hay fracasos que quizá no lo sean tanto, porque no llegan a consumarse, quizá falta un paso para recibir la bofetada porque en el fondo algo dentro te dice que no merece la pena, ni siquiera, fracasar.

Hay otros fracasos que no son tan directos, que no se resuelven en unos instantes o en días. Los aprecias cuando echas la vista atrás, cuando vienen a tu mente frases del tipo "ya hace un año de..." y miras tras de ti y ves que nadie le sonrie a tu sombra.

Para paliar esa situación, a veces, te vienes arriba y te motivas y buscas esa sonrisa en caras que no tienen elegancia, cuyas muecas no llegan nunca a parecerse siquiera a un esbozo de risa. En ese modelo de fracaso, la culpa hay que asumirla por forzar la situación, porque por mucho que zarandees un manzano no van a caer peras, ya puedes regar el manzano con el agua mineral que quieras, que es lo que es.

Las venganzas, por otra parte, cada vez tengo más claro que las pone en bandeja el tiempo. Aún no te he contado, Ángel, que ahora los guapos vienen a pedir trabajo a la puerta del periódico en el que estoy, a dejar su currículum sin adornos, sin grandes referencias... solo con un, "hola, soy un guaperas y quiero que me enseñes a juntar letras". Puede que presenciar esos momentos también sea una dulce venganza, ver que el que fue "mister", aquél que creó contigo ese corto en el que exhibía su prepotencia, parece que ahora la suerte ya no le sonrie tanto en el espejo.

El fabuloso artículo de mi compañero y al que me enorgullece sentir como amigo, Ángel, es Cuidado conmigo, que soy un perdedor. Disfrutenlo y tengannos en cuenta.

lunes, 28 de junio de 2010

El lenguaje del pie izquierdo

"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar". (Eduardo Galeano)

O los lenguajes del pie izquierdo que, para el caso de hoy, creo que es lo mismo. Cuando te levantas con el pie izquierdo más o menos todo el mundo entiende o intuye que no tienes un buen día; pero qué pasa cuando te acuestas con el pie izquierdo, cuando es el final del día lo que se tuerce. Al final he tenido que recurrir a este tímido uruguayo al que, tristemente, tan poca gente conoce, para encontrar un poco de paz en sus palabras, para recordar que hay que seguir caminando, que no merece la pena pararse, por nadie, que la utopía sigue esperando y que nunca llegaremos pero quizá algún día sintamos que, otra vez, la rozamos.

Después de un desayuno de reflexiones y de, como decía otra vez Galeano, ver cómo las certezas desayunan dudas, empecé el día realmente bien, nada de pies izquierdos. Todo rodado, realmente, cada detalle repleto de cariño, de delicadeza, de sutileza pero... qué pasa cuando no se habla el mismo lenguaje, cuando los códigos están trastocados, cuando uno es incapaz de lograr la predisposición que quiere, cuando no sale lo que debería, cuando sientes, como los mejicanos horas antes, que alguien te está robando el partido...

Probablemente la culpa es mia, quizá si hubiera vivido en la ignomia los últimos años todo habría sido más fácil, sin expectativas, sin pretensiones, triste y conformista, pero contento y feliz por ausencia de iniciativas, de emociones, pero también de chascos, de disgustos, de vuelta y vuelta a lo mismo, a nada.

Quién coño entiende todo esto? Yo no, desde luego. Quizá por eso hoy no me siento nada didáctico, puede que por eso no haga el esfuerzo de hacerme entender. Para qué? Me siento derrotado, otra vez tirado en el subconsciente en esa playa de San Sebastián, paseando en bici cerca del lago, riendo en Florencia o ganando en Ponce... cualquier tiempo pasado fue mejor; es mentira, lo sé, lo he comprobado pero, a veces, hostia, a veces cuesta.

En fin, querido Galeano, mañana dos pasos más allá, mañana otra vez a vencer a la pereza, a los elementos, a lo que surja... la culpa es mia, no tengo ninguna duda. Creo que el lenguaje del pie izquiero se me da tan mal como el inglés. Ojalá encuentre traductora.

domingo, 20 de junio de 2010

Ella y él

"Si en el crepúsculo el sol era memoria ya no me acuerdo". (Mario Benedetti)


A veces, si uno le presta atención y se queda observando los cruces de los grandes acontecimientos con la realidad cotidiana, se encuentra con casualidades curiosas y, en este caso, hasta bonitas. En el camino en busca de mi particular recopilación de citas de libros de Saramago me topé con unos Haikus de Benedetti, que murió hace poco más de un año, aunque me pilló en un momento en el otro extremo de las emociones al que estoy ahora.

El caso es que me dije, estos haikus hay que ponerlos en el blog. Y quedó ahí; como una especie de nota mental. Entonces me hizo especial gracia uno con el que cerraré estas palabras (aguanta un poco y sigue, eh, no te me vayas al final que es como cambiar de canal en los anuncios y luego ya no volver) y, después, un piso que pensé vacío resulta que estaba especialmente lleno.

Y recordé la idea de ella y él, la de ellos ahora, pero la de otros tantos antes y después. Y recordé las mias, las veces en que escribí a ella y a él con el corazón en un puño, aquellos cuentos que en el fondo eran cartas mal escondidas. A la sombra del David de Miguel Ángel, en las playas de Gijón y, sobre todo, tras la estela de aquellas bicis convertidas en barquitas que surcaban un océano que terminó por hacerse de distancias insalvables...

Pero hoy, después de meses de un aletargamiento que no termina de levantarse de la siesta, siento que tengo otro de esos cuentos ante mi; con unos protagonistas que no conocía cuando escribí los otros, pero con el mismo trasfondo en la historia. Lo bueno de esas historias es... lo contó mejor Arundhati Roy en “El dios de las pequeñas cosas”: "...había descubierto que el secreto de las Grandes Historias es que no tienen secretos. Las Grandes Historias son aquellas que ya se han oído y se quieren oír otra vez. Aquellas a las que se puede entrar por cualquier puerta y habitar en ellas cómodamente. No engañan con emociones o finales falsos. No sorprenden con imprevistos. Son tan conocidas como la casa en la que se vive".

Pues eso. Una de esas tengo ahora desarrollándose a pocos metros de estos píxeles mal arrejuntados. Y es un lujo, porque a los descreídos por la experiencia como a mi, nos viene bien, de vez en cuando, recordar que una vez existieron los reyes magos y que en el cuento de la lechera no siempre se rompía el jarrón.

A veces hago como que me pego a ellos para ver si se me contagia algo de esa pasión, aunque emocionalmente sea más pequeño, aunque no llegue al abrazo y me quede como Maradona celebrando el gol un metro más abajo que el resto del abrazo de sus ayudantes.

Aquí va lo prometido, ese Haiku de Benedetti convertido en deseo-petición-esperanza:

Cada mujer puede ser dos mujeres, déjenme una.

viernes, 18 de junio de 2010

Huérfanos de portugués

Llevo horas rebuscando para intentar encontrar las palabras que don José Saramago se merecía, para rememorar aquella foto con él que me hicieron en otra vida que tuve, para recordar hasta qué punto se me encogió el pecho leyendo el Ensayo sobre la ceguera, lo que me fascinaba su figura y sus reflexiones... pero no las he encontrado, porque es imposible estar a la altura. Por eso le he cogido prestadas algunas de la miles que dejó...


Aquella noche el ciego soñó que estaba ciego.

… dijo rápidamente, Bien, gracias, sin duda la telefonista le había preguntado, Cómo está, doctor, es lo que decimos cuando no queremos mostrar nuestra debilidad, decimos, Bien, aunque nos estemos muriendo, a esto le llama el vulgo hacer de tripas corazón, fenómeno de conversión visceral que sólo en la especie humana ha sido observado.

Para siempre es siempre demasiado tiempo.

Eran las cuatro de la tarde, aunque, realmente, a un reloj le es igual, va de la una a las doce, lo demás son ideas de los humanos.

… sabe que los adjetivos no sirven para nada, si una persona mata a otra, por ejemplo, sería mejor enunciarlo así y confiar que el horror del acto, por sí solo, fuese tan impactante que nos liberase de decir que fue horrible, Quiere decir que tenemos sentimientos de menos, O los tenemos, pero dejamos de usar las palabras que los expresan, Y, en consecuencia los perdemos.

El pánico es mucho mas rápido que las piernas que tienen que llevarlo.


No entiendo a los ciudadanos de este país la saludable costumbre de exigir el cumplimiento regular de los derechos que la Constitución les otorgaba, era lógico, incluso era natural que no hubiesen llegado a darse cuenta de que se los habían suspendido.

Cuando oyó pronunciar su nombre, sintió en el corazón algo que tal vez fuese la sombra de una felicidad antigua, nada más que la sombra, pero, aún así, pensó que sólo por eso había merecido la pena venir aquí.

Cuando el nefasto suceso haya entrado en el rol de los pretéritos olvidados...



El bien y el mal no existen en si mismos, y cada uno de ellos es sólo la ausencia del otro.

Salieron pues los emisarios, con José al frente indicando el camino, y eran ellos Abiatar, Dotaín y Zaquías, nombres que aquí se dejan registrados para eliminar cualquier sospecha de fraude histórico que pueda, tal vez, perdurar en el espíritu de aquellas gentes que de estos hechos y de sus versiones hayan tenido conocimiento a través de otras fuentes, quizá más acreditadas por la tradición, pero no por eso más auténticas.

Por eso José no duerme, o sí, duerme y en ansias despierta, atraído hacia una realidad que no le hace olvidar el sueño, hasta el punto de que puede decirse que despierto sueña el sueño de cuando duerme y, dormido, al mismo tiempo que intenta desesperadamente huir de él, sabe que es para volver a encontrarlo, otra vez y siempre, este sueño es una presencia sentada en el umbral de la puerta que está entre el sueño y la vigilia, al salir y al entrar, tiene José que enfrentarse con ella.

Las evidencias de la obviedad cortan las alas al pájaro inquieto de la imaginación.

Siendo Dios, tienes que saberlo todo, Hasta cierto punto, sólo hasta cierto punto, Qué punto, El punto en que empieza a ser interesante hacer que ignoro.

lunes, 14 de junio de 2010

Del desayuno a los sultanes del swing

"Qué son los franceses? Antiguos cristianos y herejes modernos" (Mujer y sociedad, de Lidia Falcón)

Es difícil explicar cómo llega uno a una barrabasada como esta frase. En un desayuno rodeado de feminismo y lucha constante y ejemplar por la igualdad tácita y sin matices, alguien cita un libro que empiezas a hojear y te tropiezas con este atropello.

Hoy iba a haber amanecido en Valladolid, pero por eso de evitar madrugar y ajustar los sitios vitales, amanecí en Zamora con mucho sueño gracias al talento combinado de Rondo-Garnet-Allen-Pierce que juegan a esto del baloncesto como en un manual de sutilezas.

Desayuno de trabajo y rodeado de mujeres que hablaban de ellas mismas y del resto, quizá de tópico en tópico, pero el problema es que, por desgracia, aún no es un concurso de obviedades, porque esos tópicos feministas siguen, tristemente, vigentes. En el camino de la igualdad me imagino que un hombre joven haciendo la compra de la semana es un pequeño granito, pero quizá tampoco aporta algo, aunque sea como atrezzo del decorado del supermercado. Preparación de comida y cena del tirón, para que algún iluminado que anda por estos lares tenga tiempo y descanso para eliminar las agujetas que ocasiona el típico a que no hay cojones a... seguido del vamos a probar a subir por ahí a ver qué hay después...

Y siesta, por una vez y, si hace falta, que sirva de precedente. Para aguantar dos horas a la espera de los candidatos a presidir el Zamora Club de Fútbol; quién me lo iba a decir a mi hace menos de dos años; que me estaría riendo en las oficinas del Ruta de la Plata, con algunos compañeros agradables y otros que pensaban que estaban ante el acontecimiento informativo del año. Nada más lejos de la realidad. Nadie se ha presentado diciendo que iba a fichar a Figo, ni nada parecido. Habría sido gracioso, desde luego.

He salido del periódico a las 22.30, justo doce horas después de que hubiese empezado una jornada laboral atípica, otra más. He vuelto a casa masticando el aire húmedo, que anuncia más dudas sobre la lluvia, los chuvasqueros en este atípico paso de la primavera al verano. Entonces me he puesto el Sultans of swing de los Dire Straits y he empezado a pensar lo que va a ser escuchar esto en Gredos... y como dice un buen amigo, estaba a gusto y tenía ganas de contarlo. Espero que ahora también lo estés.

miércoles, 9 de junio de 2010

Principios tendentes a cero

"Antes era un hombre de principios, ahora soy un hombre de ceros" (Manuel Herrera)


Lo aprendí de Woody Allen hace muchos años, por suerte. Tragedia más tiempo igual a comedia. Por lo que he ido percibiendo, dependiendo de la tragedia es necesario más o menos tiempo. A veces, incluso, casi un año para llamarle a alguien enana y hacer un chiste sobre ello. Cosas que pasan. Lo bueno es que hay tragedias que casi en si mismas se convierten en chiste.

Pero esto no iba de eso y me estoy desviando, para variar, culpa de las horas y de la ausencia de palabras coherentes cuando escribo a última hora, después de que una letra, el habla y un punto cardinal, me hayan arrebatado ya antes las pocas que tenía.

Ayer vi un documental de los dos guionistas de How i meet your mother que explicaban cómo se habían inspirado en sus propias vivencias para plantear la serie. Hoy, escuchando las historias de los amigos que me rodean, me pasa algo similar. Me inspiran.

Desde que empecé a conocer a alguno de los que más que amigos terminarían siendo verdaderos escuderos ante la adversidad, siempre sentí fascinación por los cuentos en los que te hablan del honor medieval, de tiempos en los que principios como la lealtad y la generosidad tenían sentido y se podían reconocer en las actitudes de las personas a las que se respetaba.

Después lo he echado en falta en muchas ocasiones, incluso recientemente, quizá más por confusión que por deseo expreso, pero la omisión también es una acción, o su ausencia, pero para el caso es lo mismo. El tema es que es un lujo cuando uno percibe y le cuentan historias sobre mantener los principios a toda costa, incluso de repetir la loseada solo por el valor de saber qué era lo correcto, no lo legal, pero sí lo leal, que es más importante.

Que por mantener los principios te ganas un cero; pues una putada. Pero ahí queda eso, y quiero pensar que yo también lo habría hecho y también pensaría en repetirlo. Y mira tú por dónde, a lo mejor el destino te brinda la oportunidad de hacerlo otra vez. Aunque en futuras ocasiones, mira por el retrovisor primero.

viernes, 4 de junio de 2010

Las constantes

¿Cómo sé que no estoy alucinando? (House)

Aunque me desenganché de Perdidos suficientemente pronto como para no desilusionarme con el final, reconozco que hubo alguna idea en la serie que sí me gustó y me llamó la atención. Hay un momento, creo que en la cuarta temporada, en el que el científico le dice al "colega" que será su constante en caso de que la situación se volviese aún más loca y comenzaran los viajes desmedidos por el tiempo. Cuando vine a Zamora pensé que me vendría bien tener algún tipo de constante, algo a lo que recurrir y que le diese continuidad a lo que estaba haciendo y que permitiese al Isaac del futuro reconocerse en aquellos inicios del 2009.

Así que qué mejor que una serie. Los Soprano. Vi el primer capítulo viniendo en autobús el día que me instalé en la calle Valdivia y el último a finales de junio, en aquél mismo piso y ya con Miguel. Pero dio resultado, le dio entidad a un tiempo convulso. Así que después de pasar una temporadita en el hospital, repetí, esta vez con The Wire, casi hasta final de año, no Miguel?

Hoy he terminado, temporalmente, con otra constante, una a la que llegué tardé pero que me enganchó y no me ha soltado. House. No me extraña que haya quien quiera ser guionista cuando se pueden contar historias tan cojonudas. De verdad, para quien no la haya visto, mi más sincera recomendación que empiece desde la primera temporada y aguante algunos baches para llegar a los finales de la cuarta y, ahora, la sexta temporada. Porque eso no es una serie, es algo más, es la avanzadilla de la historia del cine. Aunque suene pretencioso. Hermano, esa será siempre nuestra constante. Una de tantas, por suerte.


Lo bonito es que hay constantes con las que uno se tropieza de pura casualidad y no dejan de sorprenderle.

Así que Y si amanece por fin y el sol incendia el capó de los coches,
baja las persianas y quizá bailemos, aunque sea con el pie vendado y sin vino. Ya nos hemos olvidado del reloj, eso que llevamos adelantado. ¿Por qué comerse un marrón cuando la vida se luce poniendo ante ti un caramelo? Gran pregunta y después una vez más la misma constatación, que la vida sigue siendo demasiado aburrida como para no intentarlo.

domingo, 30 de mayo de 2010

Lealtades varias

Alzaros una y otra vez, hasta que los corderos se conviertan en leones (Robin Hood)


Cuando me alejo de la dirección que encabeza estas palabras, últimamente me pierdo un poco. Es como que las cosas no están donde las dejé; de hecho, hay cosas que ya ni están allí. Como si ya no fuese mi sitio. Todo cambia pero todo sigue igual. Y, a veces, es jodido aceptarlo, que esto sigue, que nada ni nadie se ha parado, que las calles donde antes había alguien esperando ahora están vacías...

Pero luego hay días en los que se crea una burbuja y todo alrededor da igual. En un primer momento a lo mejor no te das cuentas. Te lo tomas como una "noche de colegas" más. Pero hay algo que ha cambiado, no sólo por el anuncio, por saber que en unos meses sí habrá algo que ya no se moverá; sino por la complicidad, por constatar que podemos seguir poniéndonos igual de moñas y comprobar que lo que separa la distancia lo acerca un abrazo.

Entonces recuperas el concepto de la lealtad y vuelves a valorarla y a apreciarla cuando desaparece, cuando no la encuentras donde pensabas que estaría. El gran Máximo sabía que allí donde estuviesen sus tropas le serían fieles. Pero no siempre es así, ahora crecen los disidentes de la lealtad, incluso antes de darte la puñalada, ya intuyes que no va a terminar bien.

Pero sabes, tronco, da igual. Quizá no hace falta un ejército. Quizá sea suficiente con un par de escuderos, aunque estén en otra ciudad, incluso en otro país, o cruzando el pasillo. Lo curioso es que cuando una semana empieza con el viento soplando a favor, luego pasan cosas curiosas, como conocer a una vecina y que no te importe ver una peli mala porque lo bonito del cine sigue siendo compartirlo e incluso... bueno, incluso te animas y compras un par de baberos, para una cena sin vino ni queso, pero rica, rica.

martes, 18 de mayo de 2010

La radio de la cocina

"Gracias por elegir la radio" (Paco González)

Está encima del frigo, enchufada a un enchufe sin mucho sentido que está en medio de la pared, justo de frente según entras en la cocina, a la altura perfecta para encenderla con un mero acto reflejo. Es la radio de la cocina, siempre lo ha sido, desde Neptuno 22 hasta Alonso de Tejada 17, pasando por aquél piso frente al Acueducto. Siempre en la cocina. Es negra, pequeña y solo tiene dos ruedecitas, para subir el volumen y sintonizar la emisora. Es uno de esos objetos que terminan siendo parte de ti, de tu pequeña intrahistoria y, además, en mi caso, de esos que terminas por apropiarte y llevarte contigo.

Con ese aparato aprendí que me apasiona la radio. Hace años empecé a escucharla a todas horas. Por la mañana a las hormigas de No Somos Nadie y a Iñaki Gabilondo cuando tenía clase por la tarde, después Hora 14 mientras ponía la mesa para comer y a Gemma Nierga y su ventana durante toda la tarde. Pero había dos programas a los que era especialmente fiel: Hora 25 con Carlos Llamas, la voz de mis cenas durante años, a José Ramón de la Morena y su Larguero y el Carrusel Deportivo dirigido por Paco González.

Ahora la radio de la cocina está un poco más huérfana, cada vez la uso menos. Las hormigas pasaron a la tele y perdieron la esencia y a Gabilondo lo han ido arrinconando poco a poco. Las sustituciones han sido un quiero y no puedo, que hacen que termine por poner música.

Carlos Llamas se murió y mis cenas quedaron en silencio y así siguen y seguirán.

El Carrusel Deportivo era una manera de pasar las tardes del fin de semana, de hacer tiempo antes de salir y de conseguir energía para limpiar, la habitación antes, el piso ahora.

Pero ahora Paco González no está. Tensiones con los jefes, discrepancias... me da igual. Al final, son más horas de silencio para los que encontrábamos una cálida sonrisa durante horas de radio.

Y mientras tanto, la radio sobre el frigorífico espera recuperar aquellos días en los que terminaba cansada de transmitir tantas voces...

miércoles, 5 de mayo de 2010

A orillas del lago

Hay un chorro de agua inmenso, a orillas del lago, en Ginebra. Fascinante. No recuerdo la altura que tiene, pero sí que la primera vez que estuve allí nos costó varios intentos verlo en funcionamiento por el viento... Ahora ya voy con la confianza y la seguridad de que no es necesario hacer turismo que podemos ir, simplemente, a hacer una mudanza, como si vivieses más cerca. Allí uno sale a dar una vuelta y termina en el Gold and Platinum que parece el paraiso. Entonces los recuerdos se disitan, se va la rabia y un poco de la lástima y, aunque no sea tan bonito como un viaje a cuatro, nos basta y nos sobra así. Y eso es muy grande.

Y vuelves y vienen las consecuencias, la tos, la fiebre, el cansancio... pero vuelve a sonar el One Step Closer y las palabras salen ordenadas, una detrás de otra, aunque sea quitándole minutos al descanso, apurando los últimos segundos del día.

Uno sabe que está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única en el mundo. Lo decía Borges y cuánta razón tenía. Llevándolo a lo terrenal, uno se da cuenta de que está asimilado en un lugar, en una ciudad, en un piso, cuando al entrar siente que está en su hogar, en su pequeño rincón donde guarecerte del frío en los días que te pillan solo con una chaquetilla como este. Aquí tengo uno así. Allí has diseñado otro. Y eso es un lujo que hay que saber valorar. Por eso seguimos a la distancia de un abrazo.

lunes, 26 de abril de 2010

intentos fallidos

"La vida es demasiado aburrida como para no intentarlo" (Lu Ahsbi)

Da igual de qué manera. Con tres rosas, con un viaje a Madrid o a Lisboa, o subiendo hasta una azotea para contar una historia, con calurosos y solitarios viajes de bus, con un tarro de miel, produciendo centenares de textos para que el suelo no se mueva bajo sus pies, acortando distancias con las palabras, uniendo el océano en un viaje, luchando contra las nubes de ceniza volcánica, grabando una pregunta para la entrevista más y mejor preparada en mucho tiempo en la televisión, emborrachándonos como nunca para terminar como siempre, manteniendo vivos recuerdos que se quieren alejar, que huyen, tendiendo puentes para volver a cruzar ríos que llevaban meses intransitables, rompiendo ideas preconcebidas, construyendo nuevas identidades cada día, desayunando dudas para cenar certezas a borbotones, compartiendo metáforas en las que al final me pierdo, escribiendo crónicas, haciendo fotos, aguantando con la esperanza de que algún día se llega, pensando que estaremos aún más arriba de lo que estuvimos, que el tiempo y nosotros le podemos ganar a cualquiera...

El caso es intentarlo. No solo por el placer que se obtiene cuando sale bien, sino porque, pese al rechazo, al fallo, al triple que se sale, esto es muy aburrido como para no intentarlo, para no probar. Y para no quedarte con las dudas. Desde el respeto, el cariño, a veces hasta con el amor en un puño que hay que apretar fuerte para que no se escape.

Sentí lo mismo cuando salí del hospital y pude coger aire bien fuerte otra vez. Que me quiten lo bailao y lo que he intentado. Otra vez será... si fuese por tópicos...

domingo, 18 de abril de 2010

Envidias tontas

"Estoy a disgusto conmigo y con mi vida, pero eso no me hace desgraciado" (Hank Moody)ç

A veces somos la caraba; envidiamos y ansiamos lo que no tenemos y, quizá, despreciamos en demasía lo que nos rodea. Si tienes trabajo no es suficiente satisfacción y te crea una cierta frustración no tener otro empleo, o la manera de vivir de aquellos que disfrutan una beca, y viceversa, al igual que los que van en coche empiezan a decir que van a cambiar a la moto y los que van en moto que se pasarán a las cuatro ruedas (qué difícil sigue siendo encontrar a alguien que se anime a pedalear).

Pero el colmo es con los amoríos. Los que no tienen más remedio que devolverle el guiño a la soledad tienen, además, que aguantar una retahíla de los que disfrutan del amor sobre las innumerables dificultades que tiene mantener una relación de pareja y los grandes sacrificios que están haciendo.

Es extraño, pero voy a citar a Joan Laporta, presidente del Barcelona, que hace algo más de dos años, creo, antes de que comenzase el aluvión de títulos y fantasía, dijo aquello de "que no estamos tan mal, hombre!", para alentar a un auditorio en el que crecían los escépticos. Y mira, no le ha ido nada mal después de eso.

Así que nunca se sabe; que por obvio que resulte a veces se olvida, y vuelven las envidias tontas. Que qué tiene que ver esto con el piso? Pues que viviendo aquí me doy cuenta de lo positivo que es saber cuándo uno tiene algo realmente cojonudo cerca, para valorarlo aún más y no pensar en qué ni dónde anda viviendo el resto.

viernes, 16 de abril de 2010

Conversaciones a cuatro manos

A veces, los días más infructuosos, en los que las palabras escasean a lo largo de las horas, llegan al final exahustos, sin letras que juntar. Si, además, una conversación de chat exige una cierta destreza y que le pille a uno espabilado... la cosa se complica. Tanto que, a veces, como hoy, hacen falta cuatro manos y hasta un asesoramiento telefónico.

En este piso, en esta pequeña habitación que hace las veces de oficina, espacio de ocio y hasta consultorio emocional, el momento álgido de esta semana han sido esas conversaciones a cuatro manos, en busca de la palabra correcta, de la frase más sugerente, de dar en el clavo cuando no sabemos ni dónde está el centro de esta diana a la que lanzamos dardos al azar. Pero alguno acabará acertando, si no está vez será en otra partida. A pico y pala, compañero, aunque tú tengas que ser el cerebro y yo el músculo, no desistiremos, no con tu empuje y tu ánimo alentándome cuando desespero y rozo el delirio.

Quizá si en algunos periódicos se discutiese tanto por cada palabra esta profesión que tanto me sigue entusiasmando no estaría en el estado crítico en el que se encuentra.

miércoles, 14 de abril de 2010

Periodistas de brocha gorda

“La apatía es la solución, es decir, resulta más fácil abandonarse a las drogas que enfrentarse a la vida, robar lo que uno quiere que ganárselo, pegar a un niño que enseñarlo. Por otra parte el amor requiere esfuerzo y trabajo”.Seven.

“La diferencia entre literatura y periodismo es que el periodismo es ilegible y la literatura no es leída”. Oscar Wilde.

Bueno eso ero lo que creía yo antes de conocer a Isaac, ya que mis únicos contactos con un periodista habían sido escasos por no decir nulos.

Cuando describí el nacimiento de mi amistad con Isaac, ya os conté que opinaba sobre su profesión, le prejuzgue a el y su trabajo sin conocerle, ahora que le conozco, me parece fascinante lo que hace sacar tantos artículos a diario y vivir de lo que ocurre en una pequeña ciudad castellana como Zamora, donde nunca pasa nada, bueno eso es lo que se nos hacen creer a los que vivimos en ella.

Gracias a su amistad he aprendió a ver esta ciudad con otra cara e descubierto su cara b, el peso que tienen las agencias a nivel de España, ya que proporcionan muchos artículos, noticias y temas a los periódicos locales, aunque le cambien el nombre cuando lo lees como pasa con una buena novela descubres el sello de identidad la firma no impresa del autor, no siempre las iniciales que aparecen al principió, cuentan la verdadera historia de su origen.

Desde que vivo con el me a dado por ojear los periódicos, no digo leer porque pienso que poco de lo que se publica en esta ciudad merece ser leído, no porque mi tiempo sea valioso sino porque a veces por muchas palabras que utilices, muchas historias que cuentes sigues sin decir ni contar nada, pero eso no es lo que mas me sorprende, mirando las firmas de los artículos veo que algunos periodistas para escribir su articulo necesitan todo un día, en cinco años de carrera les tenían que haber enseñado a ser mas eficaces.

Las palabras son su vida y como diría el gran Gabriel García Márquez “El periodismo es el mejor oficio del mundo”, y el lo siente así, porque sigas haciendo lo que te gusta y por que tus palabras lleguen al fin del mundo.Siento que mis palabras le hayan podido faltar al respeto a alguien pero al fin y al cabo quien soy yo, alguien sin estudios lo siento pero yo tampoco hice quinto y sexto de la ESO.

martes, 13 de abril de 2010

La pasta de dientes en la nariz y el radiador como portería

Compartir piso es, en parte, como compartir habitación. Una gran habitación, es verdad, pero al final se repiten esos lugares comunes. La disputa por utilizar un espacio más grande en la mesa de estudio de la habitación se convierte en la pugna por el mejor lugar en el sofá y al igual que intetaba escaquearme de los turnos de limpiezar para no pasar el polvo cuando compartía habitación con mi hermano, ahora hago todo lo posible por jugar al despiste y eludir barrer el salón.

Pero lo mejor es el sentido del humor que se deriva de la complicidad que da la convivencia, los chistes que solo se pueden comprender cuando se comparten sesenta metros cuadrados, o catorce, o los que sean. Y realmente hacía tiempo que no lo pensaba, que no me daba cuenta, hasta que tú me lo has recordado. Hasta que hablando contigo he rememorado lo divertido y estimulante que es hacerle una pequeña broma a quien comparte tu habitación, o la tienda de campaña en un campamento, o el piso. Como pintar un bigote con un eding o poner un poco de pasta de dientes en la punta de la nariz mientras el vecino ronca. Luego viene la venganza, y otra mañana más tendré que buscar el tazón para el desayuno escondido por la cocina.

Qué tiempos, Dani, cuando teníamos aquella gran habitación que luego partimos a la mitad y en la que jugábamos al fútbol con esa pelota enana. Esa en la que hacías como que tocabas la guitarra mientras dormías y yo hacía como que estudiaba mientras te contemplaba despierto. Volveremos a jugar al fútbol con el radiador como portería, ya verás.

lunes, 12 de abril de 2010

El Apartamento

Hay momentos en los que un hombre tiene que luchar, y hay momentos en los que debe aceptar que ha perdido su destino, que el barco ha zarpado, que solo un iluso seguiría insistiendo. Lo cierto es que yo siempre fui un iluso “Big Fish”. Sigue luchado.

Os voy a contar nuestra pequeña aventura, la cual nos llevo a encontrar nuestro querido piso, el cual os voy a describir brevemente, otro día os contare la aventura que vivimos hasta encontrar nuestro piso.

El día que vi el piso por primera vez, era un día caluroso de verano después de varios intentos fallidos por encontrar un lugar decente casi a la desesperada llame al ultimo anuncio del periódico que teníamos señalado, quede con el propietario para ir a verlo a primera vista me pareció el lugar ideal.

Cuando abres la puerta te encuentras en un pequeño recibidor de frente esta el salón con sus grandes ventanales por los cuales entran los rayos de sol que en invierno tanto se agradecen es agradable y muy luminoso.

Después de abrir una pequeña puerta esta nuestra pequeña cocina donde realizamos nuestros experimentos culinarios, hasta el mismísimo Ferran Adria, se ha interesado por la nueva cocina que se hace en Alonso de Tejada.

Seguimos visitando la casa donde al final del pasillo esta el baño, y a su vera se encuentran nuestras habitaciones en el caso de Isaac oficina de prensa y el mió como mero dormitorio.

Con el tiempo os iremos contando lo que contienen esas habitaciones y las historias que has sucedido y sucederán en ellas.

Aprovecho que esta historia de hoy es corta y que todos los lectores, habrán llegado hasta el final, para dar las gracias a la persona que mas quiero del mundo. Ya sabes, que vivía como Robinson Crusoe, náufrago entre 49 millones de personas. Entonces, un día vi una huella en la arena, y allí estaba tu nombre.

viernes, 9 de abril de 2010

Desde mi manillar


Antes desde mi manillar veía esto. Hasta hace como año y medio. En los tiempos en los que Valladolid tenía mar y la bici se convertía en una barca en la que surcar el océano, cuando las crónicas las hacíamos nosotros. Ahora Zamora es como un pequeño estanque, tranquilo, sin oleaje, y parece que ha pasado tanto tiempo...

A pedaladas la ciudad se recorre con suavidad, cuidando el medio ambiente y ahorrando tiempo a las prisas. En bici uno siente que hace música sobre la partitura del asfalto; que intenta orquestar el ruido de la moto con el humo del coche y el movimiento intimidatorio del autobús. En los pasos de cebra se hace el silencio para que los peatones continúen su melodía.

Sobre ruedas las ilusiones despegan y vuelan hasta convertirse en sueños muy cerca de un cielo sin humos. Cuando dos personas en bicicleta se cruzan en un carril bici, los manillares se sonríen instintivamente.

Es pequeña, roja y gris, plegable y, sobre todo, es lo primero que se ve en el piso al entrar. Plantada con elegancia sobre la diminuta pata de cabra y bajo una inmensa estrella de papel, da la bienvenida y genera la primera mirada de asombro en aquél que se anima a entrar en Alonso de Tejada, 17.

Creeme que engaña, parece que no cuesta pero hay que pedalear como en cualquier otra y te puedes llegar a caer. Pero lo mejor es cómo se adapta, es casi camaleónica. Entra con facilidad en el maletero del coche, en el ascensor o en una caja para llevarla en el autobús. No sé si será el futuro, no sé si me terminarás acompañando en este viaje sobre ruedas, pero, de momento, es el presente y siempre es agradable cuando algo supera las expectativas.

jueves, 8 de abril de 2010

Isaac

Quiero empezar mi primera entrada con una frase de un grande de las palabras, Don Miguel Delibes “Si el cielo de Castilla es alto es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo”. Porque ante todo soy de Castilla y de pueblo.

Nunca se me olvidara la primera vez que le vi entrando por la puerta, había regresado de un día mas de clase, cuando vi que la puerta estaba abierta de la peor habitación que había en el piso, en la calle Valdivia, solo había una pequeña ventana por la que se colaban algunos rayos de sol, cubierta por unas rejas, era como un zulo sombrío y frió.

Cuando me disponía a comer uno de los suculentos taper de mi madre, apareció un tío en la puerta del piso, se presento hola me llamo Isaac y soy periodista, con su gabardina gris y su barba, pensé vaya personaje este tiene treinta años, he de reconocer que la primera impresión no fue buena.

Trascurrieron las semanas y fuimos hablando, recuerdo el día que le mencione que me gustaba el cine estaba sentado en su ordenador escribiendo cuando le empecé a hablar de cine por hablar de algo nunca pensé que a ese día seria para nosotros el día que empezó nuestro amistad, en que empecé a verle con otros ojos a pensar mira si parece majo y todo el chaval.

Nuestros siguientes encuentros aparte del contacto diario en casa era cuando nos íbamos a tomar unas cañas y a comer cacahuetes, fue entonces cuando empezamos a hablar a conocernos a entablar amistad gracias a el empecé a ver una gran serie como Los Soprano películas que jamás habría visto si no fueran por el y sus recomendaciones.

Llego el verano y abandone el piso de valdivia, pero no perdí su amistad, raro el día que no quedábamos para tomarnos un café y ponernos al día de lo que nos había pasado el día anterior en nuestra vidas, uno de esos días que le llame para tomarnos el café me dijo que estaba enfermo y que le tenían que operar mes y medio estuve sin verle y el café ya no sabia igual, cuando volvió nos plateamos la aventura de vivir juntos compartir piso, nuestra vida cambio y es lo que os vamos a intentaros contar.

miércoles, 7 de abril de 2010

Historias

Exageraremos algunas, inventaremos otras, haremos creíbles las más inverosímiles, provocaremos que ocurran, te invitaremos a compartirlas, convertiremos los dramas en comedias con el paso del tiempo... todo eso vamos a hacer con las historias de este piso.

Hay mucho tiempo para descripciones y para contextualizar todo esto y, curiosamente, quería empezar diciendo las dimensiones del piso y no sé ni los metros cuadrados que tiene. Sesenta o setenta metros cuadrados, más o menos. Pero no importa, porque lo bueno de las historias es que se adaptan al espacio que tengan, sea una caja de zapatos, una habitación con dos enamorados dentro o la tercera planta del hospital clínico.

Otra descripción inicial que podría hacer de este piso es que huele a celuloide pasado por pixels, porque aquí hay cine, mucho cine, aunque ahora en forma de series, que parece que es donde se han mudado los talentos.

Bueno, y habrá que poner una frase, no? Esta es de Woody Allen, y la he recordado pensando en estas semanas en las que la lealtad está tan en entredicho. "El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro".

La puerta queda abierta, podéis pasar. Hay cervezas, platos por fregar, la radio puesta, el ordenador descargando una peli, los playeros por el suelo, la ropa tendida, el tulipán creciendo en la terraza y, sobre todo, buena predisposición para la sonrisa.