"La vida es demasiado aburrida como para no intentarlo" (Lu Ahsbi)
Da igual de qué manera. Con tres rosas, con un viaje a Madrid o a Lisboa, o subiendo hasta una azotea para contar una historia, con calurosos y solitarios viajes de bus, con un tarro de miel, produciendo centenares de textos para que el suelo no se mueva bajo sus pies, acortando distancias con las palabras, uniendo el océano en un viaje, luchando contra las nubes de ceniza volcánica, grabando una pregunta para la entrevista más y mejor preparada en mucho tiempo en la televisión, emborrachándonos como nunca para terminar como siempre, manteniendo vivos recuerdos que se quieren alejar, que huyen, tendiendo puentes para volver a cruzar ríos que llevaban meses intransitables, rompiendo ideas preconcebidas, construyendo nuevas identidades cada día, desayunando dudas para cenar certezas a borbotones, compartiendo metáforas en las que al final me pierdo, escribiendo crónicas, haciendo fotos, aguantando con la esperanza de que algún día se llega, pensando que estaremos aún más arriba de lo que estuvimos, que el tiempo y nosotros le podemos ganar a cualquiera...
El caso es intentarlo. No solo por el placer que se obtiene cuando sale bien, sino porque, pese al rechazo, al fallo, al triple que se sale, esto es muy aburrido como para no intentarlo, para no probar. Y para no quedarte con las dudas. Desde el respeto, el cariño, a veces hasta con el amor en un puño que hay que apretar fuerte para que no se escape.
Sentí lo mismo cuando salí del hospital y pude coger aire bien fuerte otra vez. Que me quiten lo bailao y lo que he intentado. Otra vez será... si fuese por tópicos...
lunes, 26 de abril de 2010
domingo, 18 de abril de 2010
Envidias tontas
"Estoy a disgusto conmigo y con mi vida, pero eso no me hace desgraciado" (Hank Moody)ç
A veces somos la caraba; envidiamos y ansiamos lo que no tenemos y, quizá, despreciamos en demasía lo que nos rodea. Si tienes trabajo no es suficiente satisfacción y te crea una cierta frustración no tener otro empleo, o la manera de vivir de aquellos que disfrutan una beca, y viceversa, al igual que los que van en coche empiezan a decir que van a cambiar a la moto y los que van en moto que se pasarán a las cuatro ruedas (qué difícil sigue siendo encontrar a alguien que se anime a pedalear).
Pero el colmo es con los amoríos. Los que no tienen más remedio que devolverle el guiño a la soledad tienen, además, que aguantar una retahíla de los que disfrutan del amor sobre las innumerables dificultades que tiene mantener una relación de pareja y los grandes sacrificios que están haciendo.
Es extraño, pero voy a citar a Joan Laporta, presidente del Barcelona, que hace algo más de dos años, creo, antes de que comenzase el aluvión de títulos y fantasía, dijo aquello de "que no estamos tan mal, hombre!", para alentar a un auditorio en el que crecían los escépticos. Y mira, no le ha ido nada mal después de eso.
Así que nunca se sabe; que por obvio que resulte a veces se olvida, y vuelven las envidias tontas. Que qué tiene que ver esto con el piso? Pues que viviendo aquí me doy cuenta de lo positivo que es saber cuándo uno tiene algo realmente cojonudo cerca, para valorarlo aún más y no pensar en qué ni dónde anda viviendo el resto.
A veces somos la caraba; envidiamos y ansiamos lo que no tenemos y, quizá, despreciamos en demasía lo que nos rodea. Si tienes trabajo no es suficiente satisfacción y te crea una cierta frustración no tener otro empleo, o la manera de vivir de aquellos que disfrutan una beca, y viceversa, al igual que los que van en coche empiezan a decir que van a cambiar a la moto y los que van en moto que se pasarán a las cuatro ruedas (qué difícil sigue siendo encontrar a alguien que se anime a pedalear).
Pero el colmo es con los amoríos. Los que no tienen más remedio que devolverle el guiño a la soledad tienen, además, que aguantar una retahíla de los que disfrutan del amor sobre las innumerables dificultades que tiene mantener una relación de pareja y los grandes sacrificios que están haciendo.
Es extraño, pero voy a citar a Joan Laporta, presidente del Barcelona, que hace algo más de dos años, creo, antes de que comenzase el aluvión de títulos y fantasía, dijo aquello de "que no estamos tan mal, hombre!", para alentar a un auditorio en el que crecían los escépticos. Y mira, no le ha ido nada mal después de eso.
Así que nunca se sabe; que por obvio que resulte a veces se olvida, y vuelven las envidias tontas. Que qué tiene que ver esto con el piso? Pues que viviendo aquí me doy cuenta de lo positivo que es saber cuándo uno tiene algo realmente cojonudo cerca, para valorarlo aún más y no pensar en qué ni dónde anda viviendo el resto.
viernes, 16 de abril de 2010
Conversaciones a cuatro manos
A veces, los días más infructuosos, en los que las palabras escasean a lo largo de las horas, llegan al final exahustos, sin letras que juntar. Si, además, una conversación de chat exige una cierta destreza y que le pille a uno espabilado... la cosa se complica. Tanto que, a veces, como hoy, hacen falta cuatro manos y hasta un asesoramiento telefónico.
En este piso, en esta pequeña habitación que hace las veces de oficina, espacio de ocio y hasta consultorio emocional, el momento álgido de esta semana han sido esas conversaciones a cuatro manos, en busca de la palabra correcta, de la frase más sugerente, de dar en el clavo cuando no sabemos ni dónde está el centro de esta diana a la que lanzamos dardos al azar. Pero alguno acabará acertando, si no está vez será en otra partida. A pico y pala, compañero, aunque tú tengas que ser el cerebro y yo el músculo, no desistiremos, no con tu empuje y tu ánimo alentándome cuando desespero y rozo el delirio.
Quizá si en algunos periódicos se discutiese tanto por cada palabra esta profesión que tanto me sigue entusiasmando no estaría en el estado crítico en el que se encuentra.
En este piso, en esta pequeña habitación que hace las veces de oficina, espacio de ocio y hasta consultorio emocional, el momento álgido de esta semana han sido esas conversaciones a cuatro manos, en busca de la palabra correcta, de la frase más sugerente, de dar en el clavo cuando no sabemos ni dónde está el centro de esta diana a la que lanzamos dardos al azar. Pero alguno acabará acertando, si no está vez será en otra partida. A pico y pala, compañero, aunque tú tengas que ser el cerebro y yo el músculo, no desistiremos, no con tu empuje y tu ánimo alentándome cuando desespero y rozo el delirio.
Quizá si en algunos periódicos se discutiese tanto por cada palabra esta profesión que tanto me sigue entusiasmando no estaría en el estado crítico en el que se encuentra.
miércoles, 14 de abril de 2010
Periodistas de brocha gorda
“La apatía es la solución, es decir, resulta más fácil abandonarse a las drogas que enfrentarse a la vida, robar lo que uno quiere que ganárselo, pegar a un niño que enseñarlo. Por otra parte el amor requiere esfuerzo y trabajo”.Seven.
“La diferencia entre literatura y periodismo es que el periodismo es ilegible y la literatura no es leída”. Oscar Wilde.
Bueno eso ero lo que creía yo antes de conocer a Isaac, ya que mis únicos contactos con un periodista habían sido escasos por no decir nulos.
Cuando describí el nacimiento de mi amistad con Isaac, ya os conté que opinaba sobre su profesión, le prejuzgue a el y su trabajo sin conocerle, ahora que le conozco, me parece fascinante lo que hace sacar tantos artículos a diario y vivir de lo que ocurre en una pequeña ciudad castellana como Zamora, donde nunca pasa nada, bueno eso es lo que se nos hacen creer a los que vivimos en ella.
Gracias a su amistad he aprendió a ver esta ciudad con otra cara e descubierto su cara b, el peso que tienen las agencias a nivel de España, ya que proporcionan muchos artículos, noticias y temas a los periódicos locales, aunque le cambien el nombre cuando lo lees como pasa con una buena novela descubres el sello de identidad la firma no impresa del autor, no siempre las iniciales que aparecen al principió, cuentan la verdadera historia de su origen.
Desde que vivo con el me a dado por ojear los periódicos, no digo leer porque pienso que poco de lo que se publica en esta ciudad merece ser leído, no porque mi tiempo sea valioso sino porque a veces por muchas palabras que utilices, muchas historias que cuentes sigues sin decir ni contar nada, pero eso no es lo que mas me sorprende, mirando las firmas de los artículos veo que algunos periodistas para escribir su articulo necesitan todo un día, en cinco años de carrera les tenían que haber enseñado a ser mas eficaces.
Las palabras son su vida y como diría el gran Gabriel García Márquez “El periodismo es el mejor oficio del mundo”, y el lo siente así, porque sigas haciendo lo que te gusta y por que tus palabras lleguen al fin del mundo.Siento que mis palabras le hayan podido faltar al respeto a alguien pero al fin y al cabo quien soy yo, alguien sin estudios lo siento pero yo tampoco hice quinto y sexto de la ESO.
“La diferencia entre literatura y periodismo es que el periodismo es ilegible y la literatura no es leída”. Oscar Wilde.
Bueno eso ero lo que creía yo antes de conocer a Isaac, ya que mis únicos contactos con un periodista habían sido escasos por no decir nulos.
Cuando describí el nacimiento de mi amistad con Isaac, ya os conté que opinaba sobre su profesión, le prejuzgue a el y su trabajo sin conocerle, ahora que le conozco, me parece fascinante lo que hace sacar tantos artículos a diario y vivir de lo que ocurre en una pequeña ciudad castellana como Zamora, donde nunca pasa nada, bueno eso es lo que se nos hacen creer a los que vivimos en ella.
Gracias a su amistad he aprendió a ver esta ciudad con otra cara e descubierto su cara b, el peso que tienen las agencias a nivel de España, ya que proporcionan muchos artículos, noticias y temas a los periódicos locales, aunque le cambien el nombre cuando lo lees como pasa con una buena novela descubres el sello de identidad la firma no impresa del autor, no siempre las iniciales que aparecen al principió, cuentan la verdadera historia de su origen.
Desde que vivo con el me a dado por ojear los periódicos, no digo leer porque pienso que poco de lo que se publica en esta ciudad merece ser leído, no porque mi tiempo sea valioso sino porque a veces por muchas palabras que utilices, muchas historias que cuentes sigues sin decir ni contar nada, pero eso no es lo que mas me sorprende, mirando las firmas de los artículos veo que algunos periodistas para escribir su articulo necesitan todo un día, en cinco años de carrera les tenían que haber enseñado a ser mas eficaces.
Las palabras son su vida y como diría el gran Gabriel García Márquez “El periodismo es el mejor oficio del mundo”, y el lo siente así, porque sigas haciendo lo que te gusta y por que tus palabras lleguen al fin del mundo.Siento que mis palabras le hayan podido faltar al respeto a alguien pero al fin y al cabo quien soy yo, alguien sin estudios lo siento pero yo tampoco hice quinto y sexto de la ESO.
martes, 13 de abril de 2010
La pasta de dientes en la nariz y el radiador como portería
Compartir piso es, en parte, como compartir habitación. Una gran habitación, es verdad, pero al final se repiten esos lugares comunes. La disputa por utilizar un espacio más grande en la mesa de estudio de la habitación se convierte en la pugna por el mejor lugar en el sofá y al igual que intetaba escaquearme de los turnos de limpiezar para no pasar el polvo cuando compartía habitación con mi hermano, ahora hago todo lo posible por jugar al despiste y eludir barrer el salón.
Pero lo mejor es el sentido del humor que se deriva de la complicidad que da la convivencia, los chistes que solo se pueden comprender cuando se comparten sesenta metros cuadrados, o catorce, o los que sean. Y realmente hacía tiempo que no lo pensaba, que no me daba cuenta, hasta que tú me lo has recordado. Hasta que hablando contigo he rememorado lo divertido y estimulante que es hacerle una pequeña broma a quien comparte tu habitación, o la tienda de campaña en un campamento, o el piso. Como pintar un bigote con un eding o poner un poco de pasta de dientes en la punta de la nariz mientras el vecino ronca. Luego viene la venganza, y otra mañana más tendré que buscar el tazón para el desayuno escondido por la cocina.
Qué tiempos, Dani, cuando teníamos aquella gran habitación que luego partimos a la mitad y en la que jugábamos al fútbol con esa pelota enana. Esa en la que hacías como que tocabas la guitarra mientras dormías y yo hacía como que estudiaba mientras te contemplaba despierto. Volveremos a jugar al fútbol con el radiador como portería, ya verás.
Pero lo mejor es el sentido del humor que se deriva de la complicidad que da la convivencia, los chistes que solo se pueden comprender cuando se comparten sesenta metros cuadrados, o catorce, o los que sean. Y realmente hacía tiempo que no lo pensaba, que no me daba cuenta, hasta que tú me lo has recordado. Hasta que hablando contigo he rememorado lo divertido y estimulante que es hacerle una pequeña broma a quien comparte tu habitación, o la tienda de campaña en un campamento, o el piso. Como pintar un bigote con un eding o poner un poco de pasta de dientes en la punta de la nariz mientras el vecino ronca. Luego viene la venganza, y otra mañana más tendré que buscar el tazón para el desayuno escondido por la cocina.
Qué tiempos, Dani, cuando teníamos aquella gran habitación que luego partimos a la mitad y en la que jugábamos al fútbol con esa pelota enana. Esa en la que hacías como que tocabas la guitarra mientras dormías y yo hacía como que estudiaba mientras te contemplaba despierto. Volveremos a jugar al fútbol con el radiador como portería, ya verás.
lunes, 12 de abril de 2010
El Apartamento
Hay momentos en los que un hombre tiene que luchar, y hay momentos en los que debe aceptar que ha perdido su destino, que el barco ha zarpado, que solo un iluso seguiría insistiendo. Lo cierto es que yo siempre fui un iluso “Big Fish”. Sigue luchado.
Os voy a contar nuestra pequeña aventura, la cual nos llevo a encontrar nuestro querido piso, el cual os voy a describir brevemente, otro día os contare la aventura que vivimos hasta encontrar nuestro piso.
El día que vi el piso por primera vez, era un día caluroso de verano después de varios intentos fallidos por encontrar un lugar decente casi a la desesperada llame al ultimo anuncio del periódico que teníamos señalado, quede con el propietario para ir a verlo a primera vista me pareció el lugar ideal.
Cuando abres la puerta te encuentras en un pequeño recibidor de frente esta el salón con sus grandes ventanales por los cuales entran los rayos de sol que en invierno tanto se agradecen es agradable y muy luminoso.
Después de abrir una pequeña puerta esta nuestra pequeña cocina donde realizamos nuestros experimentos culinarios, hasta el mismísimo Ferran Adria, se ha interesado por la nueva cocina que se hace en Alonso de Tejada.
Seguimos visitando la casa donde al final del pasillo esta el baño, y a su vera se encuentran nuestras habitaciones en el caso de Isaac oficina de prensa y el mió como mero dormitorio.
Con el tiempo os iremos contando lo que contienen esas habitaciones y las historias que has sucedido y sucederán en ellas.
Aprovecho que esta historia de hoy es corta y que todos los lectores, habrán llegado hasta el final, para dar las gracias a la persona que mas quiero del mundo. Ya sabes, que vivía como Robinson Crusoe, náufrago entre 49 millones de personas. Entonces, un día vi una huella en la arena, y allí estaba tu nombre.
Os voy a contar nuestra pequeña aventura, la cual nos llevo a encontrar nuestro querido piso, el cual os voy a describir brevemente, otro día os contare la aventura que vivimos hasta encontrar nuestro piso.
El día que vi el piso por primera vez, era un día caluroso de verano después de varios intentos fallidos por encontrar un lugar decente casi a la desesperada llame al ultimo anuncio del periódico que teníamos señalado, quede con el propietario para ir a verlo a primera vista me pareció el lugar ideal.
Cuando abres la puerta te encuentras en un pequeño recibidor de frente esta el salón con sus grandes ventanales por los cuales entran los rayos de sol que en invierno tanto se agradecen es agradable y muy luminoso.
Después de abrir una pequeña puerta esta nuestra pequeña cocina donde realizamos nuestros experimentos culinarios, hasta el mismísimo Ferran Adria, se ha interesado por la nueva cocina que se hace en Alonso de Tejada.
Seguimos visitando la casa donde al final del pasillo esta el baño, y a su vera se encuentran nuestras habitaciones en el caso de Isaac oficina de prensa y el mió como mero dormitorio.
Con el tiempo os iremos contando lo que contienen esas habitaciones y las historias que has sucedido y sucederán en ellas.
Aprovecho que esta historia de hoy es corta y que todos los lectores, habrán llegado hasta el final, para dar las gracias a la persona que mas quiero del mundo. Ya sabes, que vivía como Robinson Crusoe, náufrago entre 49 millones de personas. Entonces, un día vi una huella en la arena, y allí estaba tu nombre.
viernes, 9 de abril de 2010
Desde mi manillar
Antes desde mi manillar veía esto. Hasta hace como año y medio. En los tiempos en los que Valladolid tenía mar y la bici se convertía en una barca en la que surcar el océano, cuando las crónicas las hacíamos nosotros. Ahora Zamora es como un pequeño estanque, tranquilo, sin oleaje, y parece que ha pasado tanto tiempo...
A pedaladas la ciudad se recorre con suavidad, cuidando el medio ambiente y ahorrando tiempo a las prisas. En bici uno siente que hace música sobre la partitura del asfalto; que intenta orquestar el ruido de la moto con el humo del coche y el movimiento intimidatorio del autobús. En los pasos de cebra se hace el silencio para que los peatones continúen su melodía.
Sobre ruedas las ilusiones despegan y vuelan hasta convertirse en sueños muy cerca de un cielo sin humos. Cuando dos personas en bicicleta se cruzan en un carril bici, los manillares se sonríen instintivamente.
Es pequeña, roja y gris, plegable y, sobre todo, es lo primero que se ve en el piso al entrar. Plantada con elegancia sobre la diminuta pata de cabra y bajo una inmensa estrella de papel, da la bienvenida y genera la primera mirada de asombro en aquél que se anima a entrar en Alonso de Tejada, 17.
Creeme que engaña, parece que no cuesta pero hay que pedalear como en cualquier otra y te puedes llegar a caer. Pero lo mejor es cómo se adapta, es casi camaleónica. Entra con facilidad en el maletero del coche, en el ascensor o en una caja para llevarla en el autobús. No sé si será el futuro, no sé si me terminarás acompañando en este viaje sobre ruedas, pero, de momento, es el presente y siempre es agradable cuando algo supera las expectativas.
jueves, 8 de abril de 2010
Isaac
Quiero empezar mi primera entrada con una frase de un grande de las palabras, Don Miguel Delibes “Si el cielo de Castilla es alto es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo”. Porque ante todo soy de Castilla y de pueblo.
Nunca se me olvidara la primera vez que le vi entrando por la puerta, había regresado de un día mas de clase, cuando vi que la puerta estaba abierta de la peor habitación que había en el piso, en la calle Valdivia, solo había una pequeña ventana por la que se colaban algunos rayos de sol, cubierta por unas rejas, era como un zulo sombrío y frió.
Cuando me disponía a comer uno de los suculentos taper de mi madre, apareció un tío en la puerta del piso, se presento hola me llamo Isaac y soy periodista, con su gabardina gris y su barba, pensé vaya personaje este tiene treinta años, he de reconocer que la primera impresión no fue buena.
Trascurrieron las semanas y fuimos hablando, recuerdo el día que le mencione que me gustaba el cine estaba sentado en su ordenador escribiendo cuando le empecé a hablar de cine por hablar de algo nunca pensé que a ese día seria para nosotros el día que empezó nuestro amistad, en que empecé a verle con otros ojos a pensar mira si parece majo y todo el chaval.
Nuestros siguientes encuentros aparte del contacto diario en casa era cuando nos íbamos a tomar unas cañas y a comer cacahuetes, fue entonces cuando empezamos a hablar a conocernos a entablar amistad gracias a el empecé a ver una gran serie como Los Soprano películas que jamás habría visto si no fueran por el y sus recomendaciones.
Llego el verano y abandone el piso de valdivia, pero no perdí su amistad, raro el día que no quedábamos para tomarnos un café y ponernos al día de lo que nos había pasado el día anterior en nuestra vidas, uno de esos días que le llame para tomarnos el café me dijo que estaba enfermo y que le tenían que operar mes y medio estuve sin verle y el café ya no sabia igual, cuando volvió nos plateamos la aventura de vivir juntos compartir piso, nuestra vida cambio y es lo que os vamos a intentaros contar.
Nunca se me olvidara la primera vez que le vi entrando por la puerta, había regresado de un día mas de clase, cuando vi que la puerta estaba abierta de la peor habitación que había en el piso, en la calle Valdivia, solo había una pequeña ventana por la que se colaban algunos rayos de sol, cubierta por unas rejas, era como un zulo sombrío y frió.
Cuando me disponía a comer uno de los suculentos taper de mi madre, apareció un tío en la puerta del piso, se presento hola me llamo Isaac y soy periodista, con su gabardina gris y su barba, pensé vaya personaje este tiene treinta años, he de reconocer que la primera impresión no fue buena.
Trascurrieron las semanas y fuimos hablando, recuerdo el día que le mencione que me gustaba el cine estaba sentado en su ordenador escribiendo cuando le empecé a hablar de cine por hablar de algo nunca pensé que a ese día seria para nosotros el día que empezó nuestro amistad, en que empecé a verle con otros ojos a pensar mira si parece majo y todo el chaval.
Nuestros siguientes encuentros aparte del contacto diario en casa era cuando nos íbamos a tomar unas cañas y a comer cacahuetes, fue entonces cuando empezamos a hablar a conocernos a entablar amistad gracias a el empecé a ver una gran serie como Los Soprano películas que jamás habría visto si no fueran por el y sus recomendaciones.
Llego el verano y abandone el piso de valdivia, pero no perdí su amistad, raro el día que no quedábamos para tomarnos un café y ponernos al día de lo que nos había pasado el día anterior en nuestra vidas, uno de esos días que le llame para tomarnos el café me dijo que estaba enfermo y que le tenían que operar mes y medio estuve sin verle y el café ya no sabia igual, cuando volvió nos plateamos la aventura de vivir juntos compartir piso, nuestra vida cambio y es lo que os vamos a intentaros contar.
miércoles, 7 de abril de 2010
Historias
Exageraremos algunas, inventaremos otras, haremos creíbles las más inverosímiles, provocaremos que ocurran, te invitaremos a compartirlas, convertiremos los dramas en comedias con el paso del tiempo... todo eso vamos a hacer con las historias de este piso.
Hay mucho tiempo para descripciones y para contextualizar todo esto y, curiosamente, quería empezar diciendo las dimensiones del piso y no sé ni los metros cuadrados que tiene. Sesenta o setenta metros cuadrados, más o menos. Pero no importa, porque lo bueno de las historias es que se adaptan al espacio que tengan, sea una caja de zapatos, una habitación con dos enamorados dentro o la tercera planta del hospital clínico.
Otra descripción inicial que podría hacer de este piso es que huele a celuloide pasado por pixels, porque aquí hay cine, mucho cine, aunque ahora en forma de series, que parece que es donde se han mudado los talentos.
Bueno, y habrá que poner una frase, no? Esta es de Woody Allen, y la he recordado pensando en estas semanas en las que la lealtad está tan en entredicho. "El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro".
La puerta queda abierta, podéis pasar. Hay cervezas, platos por fregar, la radio puesta, el ordenador descargando una peli, los playeros por el suelo, la ropa tendida, el tulipán creciendo en la terraza y, sobre todo, buena predisposición para la sonrisa.
Hay mucho tiempo para descripciones y para contextualizar todo esto y, curiosamente, quería empezar diciendo las dimensiones del piso y no sé ni los metros cuadrados que tiene. Sesenta o setenta metros cuadrados, más o menos. Pero no importa, porque lo bueno de las historias es que se adaptan al espacio que tengan, sea una caja de zapatos, una habitación con dos enamorados dentro o la tercera planta del hospital clínico.
Otra descripción inicial que podría hacer de este piso es que huele a celuloide pasado por pixels, porque aquí hay cine, mucho cine, aunque ahora en forma de series, que parece que es donde se han mudado los talentos.
Bueno, y habrá que poner una frase, no? Esta es de Woody Allen, y la he recordado pensando en estas semanas en las que la lealtad está tan en entredicho. "El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro".
La puerta queda abierta, podéis pasar. Hay cervezas, platos por fregar, la radio puesta, el ordenador descargando una peli, los playeros por el suelo, la ropa tendida, el tulipán creciendo en la terraza y, sobre todo, buena predisposición para la sonrisa.
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