Hay momentos en los que un hombre tiene que luchar, y hay momentos en los que debe aceptar que ha perdido su destino, que el barco ha zarpado, que solo un iluso seguiría insistiendo. Lo cierto es que yo siempre fui un iluso “Big Fish”. Sigue luchado.
Os voy a contar nuestra pequeña aventura, la cual nos llevo a encontrar nuestro querido piso, el cual os voy a describir brevemente, otro día os contare la aventura que vivimos hasta encontrar nuestro piso.
El día que vi el piso por primera vez, era un día caluroso de verano después de varios intentos fallidos por encontrar un lugar decente casi a la desesperada llame al ultimo anuncio del periódico que teníamos señalado, quede con el propietario para ir a verlo a primera vista me pareció el lugar ideal.
Cuando abres la puerta te encuentras en un pequeño recibidor de frente esta el salón con sus grandes ventanales por los cuales entran los rayos de sol que en invierno tanto se agradecen es agradable y muy luminoso.
Después de abrir una pequeña puerta esta nuestra pequeña cocina donde realizamos nuestros experimentos culinarios, hasta el mismísimo Ferran Adria, se ha interesado por la nueva cocina que se hace en Alonso de Tejada.
Seguimos visitando la casa donde al final del pasillo esta el baño, y a su vera se encuentran nuestras habitaciones en el caso de Isaac oficina de prensa y el mió como mero dormitorio.
Con el tiempo os iremos contando lo que contienen esas habitaciones y las historias que has sucedido y sucederán en ellas.
Aprovecho que esta historia de hoy es corta y que todos los lectores, habrán llegado hasta el final, para dar las gracias a la persona que mas quiero del mundo. Ya sabes, que vivía como Robinson Crusoe, náufrago entre 49 millones de personas. Entonces, un día vi una huella en la arena, y allí estaba tu nombre.
lunes, 12 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario